Sólo necesitas hacerte con una pequeña cantidad de tarros, de diferentes diámetros y alturas, aunque tampoco quedan mal si son todos iguales, la simetría y las repeticiones en decoración ayudan a componer, aunque un cierto desorden a veces queda más natural.
Para decorarlos usa trozos de papeles pintados. Para envolverlos, primero, puedes fijarlos con una goma elástica alrededor mientras pegas los extremos con pegamento para papel y retirarla cuando estén secos.
Puede ser una buena idea para marcar los puestos de los invitados. Un tarrito personalizado para cada uno. Para ello ata una cuerda de algodón blanca con una etiqueta con el nombre.
Puedes colocar estos tarros en muchos lugares: sobre la chimenea, en el baño, en el salón etc. También puedes agruparlos en una bandeja mezclados con candeleros tradicionales y crear un foco de luz y color sobre la mesa.
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