Se me ocurrió que lo mejor sería elegir otro estor traslucido, de las mismas medidas, acorde con la habitación, como el modelo LISELOTT de ikea. De esta manera, colocando éste último (delante o atrás) del que ya teníamos, podíamos jugar con la iluminación de la habitación. Así, durante el día, podemos bajar el estor traslucido si queremos luz sin que nos vean los vecinos o, el opaco si vamos a echar una pequeña siesta.
A parte de ganar en iluminación, la habitación queda más vestida y elegante.
¡¡Me encanta!!
Práctico y sencillo.
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